
Cómo aliviar el reflujo del bebé
Aprende a identificar los signos y a implementar medidas efectivas para el bienestar de tu hijo.
Es normal que un bebé regrese una pequeña cantidad de leche cada vez que se alimenta. De hecho, se considera que durante los primeros tres meses de vida, esta es una condición que podría presentarse hasta en el 50% de los bebés.
El reflujo se presenta porque la válvula que regula la entrada de alimentos al estómago (esfínter esofágico) aún está en proceso de maduración y puede no ser tan eficiente en este control. Generalmente, la mayoría de los bebés superan esta condición antes de finalizar el primer año.
Sin embargo, hay bebés que presentan condiciones de reflujo más severas, lo que puede repercutir en su peso y capacidades de crecimiento. Por ello, es fundamental prestar atención a su estado.
Recomendaciones para contrarrestar el reflujo
Para ayudar a tu pequeño a manejar el reflujo, considera las siguientes recomendaciones:
- No alimentar al bebé acostado; más bien, hazlo en una posición vertical y procura que se mantenga en esta posición por un tiempo posterior a la alimentación. Esto puede lograrse utilizando cargadores o portabebés.
- Al acostarlo, asegúrate de que la cama o colchón tenga una ligera inclinación.
- Aumenta la frecuencia de la alimentación, pero reduce la cantidad que se le da en cada ocasión.
- Revisa frecuentemente que el bebé no tenga cólicos.
- Consulta con el pediatra sobre el beneficio que ofrece el probiótico *L. reuteri* (L.comfortis).
Cómo saber si tu bebé tiene reflujo
Existen varios signos que pueden indicar reflujo en un bebé:
- Regresar la leche más de tres veces al día.
- Regresar la leche materna en cantidades superiores a una cucharada.
- Mostrar dolor al momento del vómito.
- Llanto después de amamantar o recibir alimentos.
- Llanto constante durante más de tres horas al día, sin otras causas.
- Falta de aire momentánea, que puede reflejarse en una coloración azulada en la piel.
El llanto relacionado con el reflujo puede deberse a que el contenido del estómago es ácido, irritando las paredes del esófago al momento de la regurgitación o vómito. Amamantar con frecuencia pero en menores cantidades puede ayudar a manejar el reflujo, promoviendo la motilidad y el vaciamiento adecuado del estómago.
Si el volumen del reflujo es excesivo, es recomendable visitar a un médico pediatra gastroenterólogo para determinar las causas del reflujo y recibir un tratamiento adecuado.
Reflujo y regurgitación
La mayoría de las regurgitaciones son benignas. No te preocupes; ten paciencia y espera a que tu bebé comience a comer sólidos y a mantener una posición erguida para que la situación mejore.
Para distinguir entre regurgitación y reflujo, considera que la regurgitación es el rechazo indoloro de la leche después de una toma, sin consecuencias para el crecimiento del bebé. En cambio, si el bebé vomita a chorro, se trata de un reflujo gastroesofágico que puede estar relacionado con la inflamación de la mucosa o alergias.
Medidas prácticas para el manejo del reflujo
Si tu bebé regurgita con frecuencia, puedes tomar diversas medidas:
- Consulta con el pediatra sobre la alimentación. Si tu bebé es un pequeño glotón, disminuye la cantidad de leche en cada toma y añade una toma adicional durante el día.
- Continúa amamantando, ya que la leche materna no es la causa de su malestar. Tu médico puede recetarte un tratamiento adaptado.
- Asegúrate de que el bebé esté en una posición casi vertical al darle el biberón y mantén descansos para hacerle eructar.
- Evita la presión en su pancita, evitando sujetarlo en el asiento del coche o en la sillita mecedora justo después de alimentarlo.
- Habla con tu médico sobre los probióticos, como el *L. reuteri*, que pueden ayudar a equilibrar las bacterias en los intestinos de tu bebé.
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